18 de septiembre
Martes XXIV
I Cor 12, 12-14. 27-31 Todos hemos bebido de un solo Espíritu.
De tu Espíritu, Señor, que nos convoca en la unidad de un solo cuerpo, de la unidad de tu amor. Todas nuestras fuentes están en ti, Señor, y hoy me lo haces ver de nuevo: la fuente del bautismo, donde recibimos el ser hijos amados en Ti. La fuente del Espíritu que nos hace gritar Abba (¡Padre!). Derrama en nuestros corazones tu espíritu, conviértenos a ti.
Que me abra siempre a la acción de tú Espíritu.
Que lo deje actuar en mi corazón.
Que viva en armonía con los que hemos recibido tan maravilloso Don, para ser portadora de Él.
Piedras silentes que encierran naturalezas muertas
Sollozos melancólicos que contienen lágrimas anhelantes de eternidad
Espíritus de vida aleteando sin prisa a nuestro lado
Corazones incrédulos que no se dejan alcanzar por tu amor
Corazones enamorados que se desesperan ante tanta ceguera