31 de octubre
Sábado XXX
Lc 14, 1.7-11 Vete a sentarte en el último puesto
¡Qué difícil! Allá, donde nadie me vea, donde nadie perciba la importancia con la que yo me juzgo a mi mismo, donde nadie aprecie los ropajes con los que me disfrazo, las vanidades que creo me embellecen. Dame, Señor, el estar en el último puesto, tan lejano a mí, e incluso olvidarme de que estoy allí. Que la humildad brote del amor y del olvido.