30 de noviembre
San Andrés
Rm 10, 9-18 Por la fe del corazón llegamos a la salvación
En el corazón, la fe; la fe entrañada, anidada en el corazón, bombeando confianza a todos los rincones de mi ser. La fe en Ti, Señor; la confianza en ti; la seguridad de tu amor recorriendo cada rincón de mi cuerpo, cada instante de mi tiempo, cada destello de mi pensamiento. La fe de saberte vivo y vivificándome, aunque no sepa cómo. La fe que me mueve hacia ti, Señor. La fe que no es en primer lugar creencia de una doctrina sino experiencia de mi ser en tu ser. La fe del corazón, en tu corazón herido.