Fijos los ojos

31 de enero
Martes IV semana

Hb 12, 1-4 Fijos los ojos en el que inicia y completa nuestra fe

Fijos los ojos en ti, solo en ti, solo para ti. Que en ti lo espere todo, lo encuentre todo, y sepa preferirte sobre todas las cosas. Y corra la carrera que me toca, renunciando a todo lo que no seas tú, a todo lo que me estorba ( y son tantas cosas) para ser verdaderamente tuyo.

Preparado

30 de enero
Lunes IV semana

Hb 11, 32-40 Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro

Confío en tu providencia, en la historia de salvación que acontece en mi vida, en la libertad con que me dejas caminar, sabiendo que tú caminas conmigo. Me tienes preparado lo mejor, cuando me rindo a tu amor y sin mayor excusa te sigo.

Bienaventurados

29 de enero
IV domingo

Mt 5, 1-11 Bienaventurados

A eso me llamas, Señor. A ser feliz contigo. En cualquier circunstancia de la vida. En todo momento, en toda condición. Pobre de espíritu, misericordioso, llorando, limpio de corazón, con un corazón semejante al tuyo, lleno de amor, trabajando por la paz, perseguido por causa de la justicia, viviendo tu palabra, haciendo carne y hechos de vida, en mi vida, tu sermón de la montaña. Bienaventurado. Feliz.

Espera

28 de enero
Sábado IV

Hb 11, 1-2.8-19 La fe es fundamento de lo que se espera

La fe. Aumenta tú mi fe, Señor, tan pobre fe, tan débil, tan inestable…esa fe que solo tú sostienes desde tu amor. Esa fe que fundamenta la espera de que un día seré para siempre semejante a ti y cantaré eternamente tus alabanzas. Y mientas tanto, dame fortaleza en la fe.

Encarcelados

27 de enero
Viernes IV

H 10, 32-39 Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados.

Cercanía, acogida, ternura. Al menos con esa disposición me llamas a acoger a los que están privados de libertad. No se compartir su sufrimiento, aunque intento mostrar tu rostro y desde tus entrañas abrazar su dolor, su pena, su exclusión. Ayúdame tú, Señor

misericordia y paz

26 de enero
Santos Timoteo y Tito

II Tim 1, 1-8 Gracia, misericordia y paz

Gracia, misericordia y paz. El saludo y la bendición. Para cada uno de nosotros. Hoy. Enviados a la misión de manifestarla en medio de nuestro mundo.

Tu luz

25 de enero
Conversión de San Pablo

Hch 22, 3-16 Una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor

Ahora esa luz maravillosa, tu luz, que me hizo ver la luz, esa luz transfigurada, esa luz desgarradora, cierta, infatigable, inhabitable, esa luz que todo lo trastoca y deja al ser en el no ser incomprensible, esa luz ahora es la suave luz de cada jornada, al amanecer, al mediodía, al atardecer, la luz sosegada que no parece luz, y que es tu luz manifestada.

Nueva familia

24 de enero
Martes IV

Mc 3, 31-35 El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre

Abres la puerta a una nueva concepción de la familia. Resultarían tus palabras escandalosas en aquél momento, yendo más allá de los vínculos de sangre, de la familia en su concepción tradicional. El que haga la voluntad de Dios, el que ama, el que se mueve en el amor, el que escucha tu palabra y la cumple, el que sabe verte en el hermano que está solo y desamparado, en el que se siente explotado y deprimido. Ahí estás tú…abriéndonos a una nueva manera de comprender el ser familia. Y nos seguimos escandalizando.

Ayuno

23 de enero
Lunes IV

Mc 2, 18-22 ¿Acaso pueden ayunar los amigos del esposo mientras está con ellos?

Amigo tuyo, esposo mío. Yo te doy mi amistad, tú me entregas todo tu ser, sin reservas, y das la vida por mí. Con lazos de amor me atraes, mientras me resisto a darte mi todo. Tú me llamas a la unión contigo. Me gusta ser seducido por ti…y no acabo de entregarme ya de vero.

La defensa

22 de enero
IV domingo

Salmo 26 El Señor es la defensa de mi vida

Tu eres mi fuerza. Tú eres en mi vida y me haces ser en ti. Tú me das consistencia, empuje, constancia, fortaleza, estabilidad…tú sostienes mi existencia, tú me has creado, hacia ti me dirijo. Tú, Señor, que me llamas u me alientas, que me llenas de tu luz inigualable. Tú me confortas con tu Espíritu y me sostienes en la misión. Tú me haces misionero de tu madre, que me invita a hacer lo que tú dices. En tus manos.