El primero

21 de mayo
Martes VII semana

Mc 9, 30-37 Quien quiera ser el primero que sea el último…

…el servidor de todos. Es bueno, al retomar el tiempo ordinario, recordar esta frase de tu evangelio, que es todo un programa de vida. Una frase que es de puerta estrecha, porque en muchas ocasiones lo que pretendemos es ser el primero primero, con prestigio, con poder, aunque sea doméstico, con influencia, con reconocimiento. Ser el primero que es servido, antes que servir. Es bueno que nos recuerdes las prioridades de tu Reino.

madre de la Iglesia

20 de mayo
Bienaventurada Virgen María, madre de la Iglesia

Jn 19, 25-34 Ahí tienes a tu hijo

María, tu madre, madre de la Iglesia, al pie de la cruz. María madre de la Iglesia, la advocación que da título a la parroquia marianista donde vivo. Parroquia muy viva, sobe todo en la labor de Cáritas diocesana. Parroquia llena de niños que estos días hacen su primera y su última comunión, y que siguen suscitando tantos esfuerzos pastorales infecundos. Parroquia con una gran población inmigrante. Parroquia, comunidad que se reúne en tu nombre, Bendícenos, Señor. Haznos fuertes en la fe, como María.

Pentecostés

19 de mayo
Pentecostés

Jn 20, 19-23 Recibid el Espíritu Santo

Celebré ayer la eucaristía en la cárcel donde coy de capellán. Y tu espíritu revoloteó entre los presos, eso se percibe. Tu espíritu de amor, tu espíritu de plenitud, tu espíritu que remueve, que sana los corazones, que guía el espíritu indómito, que guía al que tuerce el sendero. Tu espíritu que riega la tierra en sequía, que sana el corazón enfermo, que lava las manchas, que infunde calor de vida en el hielo. Tu Espíritu, que pedimos, que sabemos tú nos das cada día.

El bien

18 de mayo
Sábado VII de pascua

Jn 21, 20-25 Muchas cosas hizo Jesús

Pasaste haciendo el bien, con tus gestos y tus palabras. Te aceraste a la gente, curaste, sanaste, dijiste una palabra de aliento, fuiste el rostro de la misericordia del padre, el buen pastor, el que diste la vida por amor, para nuestra salvación. El evangelio de Juan nos cuenta tus signos, porque tú eres el signo de Dios entre nosotros. Gracias.

Mi bien

16 de mayo
Jueves VII de pascua

Salmo 15 Yo digo al Señor, tú eres mi bien

Y una vez más rezo con las palabras de este salmo, con tu palabra, para poner en mi boca el ser que se abre a ti, que te bendice, que se entrega, que te reconoce como Dios y Señor, amado y amante, esperanza y sostén de mi vida. Se, Señor, que mi suerte está en tu mano, que se me alegra el corazón y se gozan mis entrañas en ti, pues me sacias de gozo en tu presencia.

Isidro

15 de mayo
San Isidro Labrador

Hechos 20, 28-38 Siempre os he enseñado que es trabajando como se socorre a los necesitados

El trabajo en tu nombre, el trabajo en favor de la caridad, el trabajo para que no acrecentar el bien común, la igualdad dentro de la diversidad, el trabajo para alabarte, y bendecirte, y darte gloria. Hoy, en mi ciudad, villa y corte, celebramos el trabajo de un agricultor, que en su trabajo y en su caridad mostró la confianza en ti. Especialmente te pido hoy por el mundo del campo.

Matías

14 de mayo
San Matías

Jn 15, 9-17 A vosotros os llamo amigos

Ahí estamos, en el don de tu amistad, elegidos, llamados, escogidos en tu amor, para que vayamos y demos fruto y fruto abundante. Enviados para ser testigos del evangelio de tu amor, del evangelio de la alegría, en los confines más alejados de nuestra sociedad.

Fátima

13 de mayo
Nuestra Señora de Fátima

Jn 16, 29-33 Pero no estoy solo, porque está conmigo el padre.

Es ese estar conmigo, con nosotros, lo que da consistencia a nuestra vida, fortaleza a nuestra fe, seguridad a nuestra esperanza, constancia en el amor. Se alegró María porque estabas con ella, y la fecundaste, y te encarnaste en su vientre, y desde entonces siempre eras Dios con nosotros, salvador y redentor.

Ilumine los ojos de vuestro corazón

12 de mayo
Domingo VII Pascua

Ef 1, 17-23 Ilumine los ojos de vuestro corazón

Es lo que te pido, no mirando al cielo, por donde has ascendido, sino contemplando la realidad, y en ella comprenda cuál es la esperanza a la que me llamas. Se que la esperanza no defrauda. Se la riqueza de gloria que me prometes en herencia, se de tu amor que es más fuerte que la muerte. En ti, Señor, todas las cosas, del cielo y de la tierra.