30 de septiembre
San Jerónimo
Jb 19, 21-29 Después de que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios
Continúa el lamento de Job, desde el convencimiento, que no lo trae sino la fe, de que “está vivo mi Redentor”. Y de un Dios vivo solo puede brotar la vida, auque haya momentos de espanto y de muerte, de martirio y de desesperación.
Hay una certeza: Dios esté, Dios vive, Dios me llama a la vida eterna.