31 de mayo
La Visitación de María
Lc 1, 44 ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
Unida con Isabel en lo profundo, en lo más íntimo de nuestra propia intimidad
donde tú solo moras, Señor, en lo secreto, en lo escondido. Nuestras entrañas se conmovieron pues se reconocieron bendecidas por ti, don tuyo, portadoras de tu presencia ardiente. Gracias por el don de tu misericordia.