Visitación

31 de mayo
La Visitación de la Virgen María

L1, 39-56 Proclama mi ama la grandeza del Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor para que tú también la proclames, para que abras tus ojos y veas el don de Dios en tu vida, su paso sigiloso por tu historia, su misericordia que te bendice, su gracia que te hace fecundo, su fijarse en tu pequeñez, su derribar del trono a los poderosos y ensalzar a los pobres y humildes. Hoy, Señor, irrumpir con el canto de alabanza de tu madre, a la que hemos estado venerando todo este mes de mayo, para proclamar tu grandeza y tu gloria.

Renacer

30 de mayo
San Fernando

I Pedro 1, 18-25 Mirad que habéis vuelto a nacer

Cuando menos te lo esperas, por puro don mío, por pura iniciativa mía, porque te quiero, porque siempre te sorprendo, porque te hago fecundo en la vejez, entonces, cuando todo estaba establecido y parecía que nada ni nadie podría hacerte entrar de nuevo en el seno de tu madre y comenzar de nuevo, renovado, entonces, cuando ya no confiabas en tus fuerzas ni en tus escudos, ni en tus lanzas, ni en tus carros, ni en tu caballería, ni en tu nada, entonces, solo entonces, te hago renacer. ¿No lo estás viendo?

Bendito

28 de mayo
Lunes VIII semana

I Pedro 1, 3-9 Bendito sea Dios

Con los gozos pascuales en la mochila de la vida iniciamos el camino del tiempo ordinario. Tiempo que se transforma en dicha cotidiana cuando toda a actividad la realizamos para bendecir a Dios, para servirle, para darle gloria. Ti9empo ordinario que, como todo tiempo y espacio, es una ocasión para renacer de nuevo llenos de esperanza y alegría, porque Dios está en medio de nosotros, y entreteje nuestra vida con su abundancia de amor.

Espiritu Santo

27 de mayo
Pentecostés

Hechos 2, 1-11 Se llenaron todos del Espíritu Santo

Tu Espíritu en mí, Señor, don espléndido, luz que penetra y quema, fuente tranquila inagotable de consuelo y bendición, dulzura jugosa y perfumada, huésped de mi ser en el más profundo centro, descanso y verde pradera donde recobro mis fuerzas tras el trabajo, brisa sonora que refresca en el calor del camino, como un oasis de sombras jugosas, gozo…Con tus dones me llenas, Señor, por eso proclama mi alma tu grandeza y mi Espíritu, que es tuyo, se alegra en Dios mi salvador.

Da testimonio

26 de mayo
Sábado VII de Pascua

Jn 21, 20-25 da testimonio de todo esto
Al terminar este tiempo de pascua, lleno de tu vida ofrecida, abundante, onerosa; lleno de la alegría que procede de tu triunfo sobre tu muerte y nuestras muertes; lleno de tu paz, es bueno darte gracias por el discípulo amado, y hacernos amados en él. Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Amén.

Te amo

25 de mayo
Viernes VII de Pascua

Jn21, 15-19 Señor, tú sabes que te quiero
Contemplarte en la cruz y decir tres veces: Señor, tú sabes que te quiero; sí, Señor, tú sabes que te quiero. Señor, tu lo conoces todo, tú sabes que te amo.

Y quedarme en la plenitud del amor.

Uno

24 de mayo
Jueves VII de Pascua

Jn 17, 20-26 Que sean uno
Que seamos uno como tú y el Padre, con el Espíritu, sois uno, uno en el amor, en la verdad, en la bondad, en la belleza. Que seamos uno en ti, unificado nuestro ser con el don de tu espíritu. Que seamos uno en tu cuerpo, aunque haya variedad de miembros. Que seamos uno para que el mundo crea que tú nos has enviado y nos has amado. Que el tomar conciencia de la realidad de tu amor nos haga uno: en ti y entre nosotros.

Verdad

23 de mayo
Miércoles VII de Pascua

Jn 17, 11-19 Conságralos en la verdad
Tu palabra es la verdad, Señor, pero tu palabra de hoy está compuesta por dos palabras ajenas a nuestra cultura: la consagración y la verdad. Por eso te pido, con deseo renovado, que me consagres por el honor de tu nombre, por el amor a tu nombre, por la comunión de amor de tu trinidad santa. Conságrame, Señor, en la verdad de tu existencia tan real, en la verdad que procede de ti, sin la cual todo es estimado en nada. Así sea.

Eternidad

22 de mayo
Martes VII de Pascua

Jn 17, 1-11 Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti
Esta es la vida, la vida verdadera, la vida eterna: que te conozca y te ame, que entronque mi vida en la tuya, como la vida en los sarmientos, que mi tiempo, mi espacio, mi altura, mi anchura, se hagan todo en el todo que tú me ofreces de tiempo, de conocimiento, de verdad, de eternidad. Vida en ti que eres la vida.