28 de febrero
II domingo de cuaresma
Mc 9 2-10 Este es mi hijo amado, escuchadlo.
Te escucho, Jesús, amado, amante. Y también procuro decir a quien lo necesita escuchar que somos hijos amados en ti, que el Padre nos ama, que tú nos amas, que tu espíritu nos vincula a este amor, más fuerte que cualquier dificultad que podemos experimentar en nuestra vida. ¿Quién puede separarme de tu amor?