Corazón sincero

31 de enero
Jueves III

Hb 10, 19-25 Acerquémonos con el corazón sincero y lleno de fe

Acerquémonos con el corazón sincero y lleno de fe a tu corazón lleno de amor. Recostemos nuestra cabeza en tu costado, del que manó sangre y agua por nuestra salvación. Pongamos nuestro oído en el latir oculto de tu pecho, donde se alcanza la soledad sonora de tu bendición. Recibamos de ti la sinceridad y la fe para quedarnos, olvidarnos, y entregarnos por amor a los demás, especialmente los más pobres y necesitados.

Sembrador

30 de enero
Miércoles III

Mc 4, 1-20 Salió el sembrador a sembrar

Quiero hacerme consciente, Señor, en este día, de todo lo que has sembrado en mi vida. Continuamente, sin descanso, con misericordia infinita, con amor entrañable, con paciencia, sin desfallecer de las arideces de mi tierra, de las espinas de mi carácter, de la falta de profundidad de mi tierra. Reconocer tu don y reconocer al dador de todo don como fuente de mi abundancia, de la cosecha generosa de trigo maduro que adorna mis campos.

Madre y hermanos

29 de enero
Martes III

Mc 3, 31-35 Estos son mi madre y mis hermanos

Ser en Ti voluntad del padre, ser en ti hermano, hermana, madre, ser en Ti acogida de la Palaba, escucha, atención y puesta en práctica. Hacer entraña, tejido de mi cuerpo, tu buena noticia. Encarnar en mi hacer y obrar cotidiano tus bienaventuranzas, tus llamadas a seguirte por el camino de la paz, de la entrega, del don, especialmente a los más necesitados.

Mediador

28 de enero
Lunes III

Hb 9, 15.24-28 Cristo es mediador

Entre lo humano y lo divino, entre el cielo y la tierra, entre la muerte y la vida, entre la noche y el día, entre lo que no alcanzo y lo que deseo alcanzar, tu misma vida, Cristo. Mediador de justicia y de paz, mediador de solidaridad entre los hombres y las mujeres, artífice de liberación. Me pongo ante ti, Señor, y te pido que me hagas más tuyo, que me hagas desaparecer.

Día del Señor

27 de enero
III domingo

Nehemías 8, 2-4ª.5-6.8-10 Hoy es un día consagrado a nuestro Dios

Con sol, con lluvia, con calor, con frío, con e3l corazón abatido o saltando como un cabritillo, despierto o soñando, abierto a Ti o cerrado, hoy es un día consagrado a nuestro Dios, es tu día, Señor, y sólo debería vivir para ti, cada instante, cada minuto, cada hora, sin distracción, sin dilaciones. Que todo mi ser se convirtiera en alabanza de tu gloria, que nada ni nadie me hiciera olvidar que es día de resurrección, que de ti recibo la salvación.

Amor VII

26 de enero
Timoteo y Tito

Timoteo 1, 1-8 Tengo siempre presente tu nombre

En mis labios cuando rezo, día y noche. Ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando en la memoria tu obrar en mí. Quiero reavivar tu don, recibido de generación en generación, guardado en el paño de lino bordado del tesoro familiar, la madre, las abuelas, con tu espíritu de energía, amor y buen juicio, hasta esta prisión de lágrimas, donde me tienes encelado.

Esto le escribió Timoteo a Jesús, en el día de su santo.

Amor VI

25 de enero
La conversión de San Pablo

Hechos 22, 3-16 De repente una gran luz del cielo me envolvió von su resplandor

¿Quién eres, Señor? ¿Qué luz procede de ti? Acércame hasta ti que te acercas a mí. Desmayado en tu presencia. Embobado. Perdido. Por ti y en ti encontrado. ¿Por qué me persigues? ¿Por qué no te dejas alcanzar? Tengo que derribarte de tus alturas, derrumbarte como a una tapia ruinosa, reconstruirte en el abrazo de la luz, envolverte con el vislumbre de mi gloria, hacerte apóstol, por el más puro amor.

Amor IV

23 de enero
Miércoles II

Salmo 109 Eres príncipe desde el día de tu nacimiento

Voy a leer con clama este salmo, como si el salmista lo hubiera escrito pensando en mí, porque tú, Señor, me piensas y me embriagas con el aleteo de tu presencia desconocida: “eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré como el rocío, antes de la aurora. El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: “Tú eres sacerdote eterno”. Eterno en ti. Tú mi principio y mi fin.

Amor III

22 de enero
Beato Guillermo José Chaminade

Hb 6, 10-20 Te llenaré de bendiciones

Te llenaré de bendiciones, te haré dichoso, conocerás la paz, tu estirpe será como las estrellas del cielo, como las arenas de las playas más finas, porque has tenido fe, confianza en el Señor, tu Dios. El te acompaña en el árido desierto de lo cotidiano, te guía y te conduce hacia fuentes tranquilas, está contigo, hace fecunda tu esterilidad. Así Guillermo José Chaminade, abierto al don, se llenó de tu hermosura.