30 de enero
Miércoles III
Mc 4, 1-20 Salió el sembrador a sembrar
Quiero hacerme consciente, Señor, en este día, de todo lo que has sembrado en mi vida. Continuamente, sin descanso, con misericordia infinita, con amor entrañable, con paciencia, sin desfallecer de las arideces de mi tierra, de las espinas de mi carácter, de la falta de profundidad de mi tierra. Reconocer tu don y reconocer al dador de todo don como fuente de mi abundancia, de la cosecha generosa de trigo maduro que adorna mis campos.
Soy surco tuyo
tierra hecha por ti
a la espera
Cada vez que leo ésta parábola, me interpelo; ¿Tengo mi tierra bien abonada? ¿He quitado toda la maleza? ¿La mantengo con la humedad necesaria? Tengo que responderme, que me queda mucho para llegar a ser una tierra fecunda. Por ello me pongo en tus manos Señor, y te pido tu Gracias.
necesito señor que me abras los ojos del corazon para que vea todo lo bueno que has hecho en mi…..y pueda volcarlo en los demas de forma gratuita.