Humildad

31 de octubre
Sábado XXX

Lc 14, 1.7-11 El que se humilla será enaltecido


Hoy sábado, día mariano por excelencia, escucho tu palabra y trato de acogerla como maría, con humildad y con sencillez de corazón. Acoger, entrañar, encarnar, atender, obedecer, cumplir, amar tu voluntad. Tú enalteces a los humildes, Señor. Dame humildad, dame vivir en la realidad de lo que soy, todo en tus manos, nada sin ti. Ponme en tus manos, Señor, con el cuerpo de María.

10.31

Fronteras

30 de octubre
Viernes XXX

Salmo 147 Ha puesto paz en tus fronteras

Tú, Señor, has puesto paz en mis fronteras, bien sabes tú como, aunque yo no lo sepa. No sé bien si has derrotado, una vez más, mi ego, que se debate en fiero combate, en ardua pelea. O si me has sentado a negociar contigo, llevándome por la senda de la conversación quieta y amorosa; o si cansado de mi exterior me has entrado en las profundas cavernas del sentido…la realidad es verdadera: has puesto paz en mis fronteras, y además, me sacias con flor de harina.

10.30

Contigo

29 de octubre
Jueves XXX

Rm 8, 31-39 Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?

Vienen como oración estos versos de Antonio Colinas, que leía esta mañana:
Que cuando me parezca que he caído, porque me han derribado, solo esté arrodillándome en mi centro. Que si alguien me golpea muy fuerte sólo sienta la brisa del pinar, el murmullo de la fuente serena. Que si alguien, de repente, vino para arrancarme cuanto sembré y planté llorando por las nubes, me torne en nube yo, me torne en planta, que sean aun semilla mis dos ojos en los ojos sin lágrimas del perro. Que sí hay enfermedad, sólo sirva para curarme, sea el inicio de mi renacimiento.
Porque si tú estás conmigo, cómo no ver todo transfigurado en ti? Sea lo que sea, te doy las gracias.

10.29

Gemido

27 de octubre
Martes XXX Semana

Rm 8, 18-25 Gemimos en nuestro interior

Gimo por ti, Señor, suspiro por ti, mi corazón te lo dice, mi ser te lo expresa, te anhelo, te espero, te deseo, te añoro, como busca la cierva corrientes de agua así mi alma te busca a ti, Dios mío, tiene sed de Dios, del Dios vivo. Esa sed se vuelve manantial interior, cascada fértil, valle umbroso, bosque impenetrable, donde tu anidas, donde me esperas, donde me desposas.

10.27

Hijos de Dios

26 de octubre

Lunes XXX

Rm 8, 12-17 Somos hijos de Dios

Es lo que tu Espíritu le dice a mi corazón en el silencio de tu amor, en la comunión más profunda de vida, en la realidad intangible y sin embargo verdadera: eres hijo de Dios, eres un tesoro, tienes una dignidad real, fuiste creado a imagen y semejanza de tu creador, al contemplarle como es tú eres más y mejor. Es tu Espíritu, que me hace hijo, el que me permite clamar, como  Jesús, Abba, padre. Gracias, Señor.

10.26

Ten compasión

25 de octubre
XXX Domingo

Mc 10,46-52 Hijo de David, ten compasión de mi

Señor Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mi, ten misericordia de mi pobre corazón, limpia mi pecado, hazme oír tu gozo y alegría, afiánzame con espíritu generoso, no olvides que tu bondad y tu gracia son eternas, no lo olvidas, como mi corazón no se cansa de latir por ti, para tu gloria y alabanza, de respirar tu nombre, Jesús, Enmanuel, Dios con nosotros, ten misericordia de mi.

10.25

Debilidad

23 de octubre
Viernes XXIX

Rm 7, 18-25 El querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo no.

El bien que quiero hacer no lo hago. El mal que no quiero hacer, eso es lo que hago. Entonces, si hago precisamente lo que no quiero, señal de que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mi. Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo entre las manos. Lo escribe San Pablo, lo suscribo como experiencia vital y cotidiana. Solo saberme en tu misericordia me libra de la desesperación.

10.23

Regalo

22 de octubre
Jueves XXIX

Rm 6, 19-23 Dios regala vida eterna por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro

Abres tú la mano y sacias de favores a todo viviente, por Cristo Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros. Abro las manos, como un cuenco vacío, para ser saciado por ti.

10.22