28 de febrero
Viernes VII
Salmo 102 Bendice alma mía al Señor
Al rezar este salmo, pausadamente, siempre encuentro el manantial de tus consuelos y me aquietas con tu paz, como un niño en brazos de su padre. Bendice alma mía al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice alma mía al Señor, y no olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades, el rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. El Señor es compasivo y misericordioso.