Tu amor

30 de mayo
Miércoles II de Pascua

Jn 3, 16-21 Tanto amó Dios al mundo

Quedo admirado, Señor, por tanto amor como derrochas. Por Cristo sigues creando todas las cosas, con amor, las santificas, las bendices, las repartes entre nosotros. En Cristo nos has amado hasta el extremo. Y tanto amaste al mundo, Padre bueno, que al cumplirse la plenitud de los tiempos nos has enviado a tu Hijo, nacido de la virgen María. Y nos ha enseñado el camino para que no vivamos ya para nosotros mismos, si no para él, que por nosotros murió y resucitó.

04.30

Humildes y sencillos

29 de abril
Santa Catalina de Siena

Mt11, 25-30 Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos.

Te doy gracias porque lo has revelado a la gene sencilla, a la gente pobre, a la gente que abre su corazón a tu palabra y tu presencia viva, a la gene que confía en ti, a la gente que no pone su riqueza en los ídolos sino que sabes que tú eres su dios y Señor, su salvador, que sabe que tú la sondeas y la conoces, desde lo más profundo, por toda la eternidad. Gracias, Señor, por tantas personas sencillas a las que revelas tu amor sin reservas, a las que les transformas la vida.

04.29

Nacimiento

28 de abril
Lunes II de Pascua

Jn 3, 1-8 Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.

Solo tú, Señor, puedes hacerme nacer de nuevo. Para ti no hay nada imposible. Tu Gracia, que vale más que mi vida, me renueva continuamente, transforma mi corazón de piedra en un corazón de carne y lo pone a latir con la fuerza de tu espíritu. Cada día me renuevas, pero n no se trata solo de renovación, sino de nacimiento y resurrección. Morir a mi carne muerta para resucitar en ti a una vida nueva, recién nacida. Dame a luz, Señor, dame tu luz.

04.28

Paz

27 de abril
II domingo de Pascua

Jn 20, 19-31 Paz a vosotros

Es lo que deseo, tu paz. La deseo mientras se que tú mismo me la ofreces y me la das. La deseo sabiendo que es el signo de tu presencia resucitada en mi vida. Tu paz, Señor, en medio de mis dudas, de mis incertidumbres, de mis miedos. Tu paz cuando pido signos de tu presencia resucitada en medio de mis días y mis noches. Tú me pides que transmita tu paz, que sea portador de tu paz. Hazme, Señor, instrumento de tu paz.

04.27

Pascua VII

26 de abril
Sábado octava de Pascua

Mc 16, 9-15 Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación

A toda la creación, a los árboles eternos que aplauden tu gloria, a los cielos que me recuerdan que siempre estoy en tu casa, a las nubes del alba y del ocaso, a la lluvia, a las estrellas, a los pájaros de la algarabía despierta, al ruiseñor de la primavera, a las piedras que vienen del pasado, a los desiertos, a los cactus floridos, a las montañas, al verde de los prados, al olor de la rosa, a los corazones desgarrados, a los que sufren la enfermedad, la injusticia, la discriminación, a los que te ignoran, a los que te rechazan, a los que no te conocen, a los que desean la vida, hazme aliento de tu voz para proclamar la buena noticia de tu salvación a toda la creación.
04.26

Pascua VI

25 de abril
Viernes octava de pascua

Jn 21, 1-14 Estaba desnudo

Sin nada. Despojado de todo. Desguarnecido. Abierta la carne, supurando la herida. Olvidado de todo y de mi mismo. Perdido. Sin sentido. Las manos vacías. Solo así apareces, solo así se desvela el misterio. La voz de quien te ama me dice, es el Señor. Desnudo voy hacia ti, recién concebido por tu amor. Tú me miras y te adoro en el silencio del mar, a la orilla de la eternidad.

04.25

Pascua V

24 de abril
Jueves octava de pascua

Lc 24, 35-48 Paz a vosotros

Tu paz, Señor. Tu paz que pone alas a mis miedos y temores, tu paz que rompe las cadenas de mis esclavitudes, tu paz que aleja, con tu viento impetuoso, las galvanas de mi ser. Tu paz que descuaja, arrebata, y domeña, tu paz, Señor, en medio de los remolinos de la vida, tu paz que es loto en el fuego, flor en la estepa, estrella tardía. Tu paz, Señor, en el silencio de mi ser, me hace fecundo para ti. Gracias.

04.24

Pascua IV

23 de abril
Miércoles octava de Pascua

Lc 24, 13-35 ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?

Arde mi corazón con tu palabra, con tu presencia presentida, por el camino del abandono arde, por el sendero de la desilusión arde mi corazón, sin saber todavía que estás cambiando mi luto en danzas, que rompes mi sayal para vestirme de fiesta, pues tú vas conmigo, y tu ser transforma mi ser, lo adensa. Me dejas al acecho de tu vida, atento a tu paso por mi vida, tan continuo, tan inesperado, tan real y veraz.

04.23

Pascua III

22 de abril
Martes octava de Pascua

Jn 20, 11-18 ¡María!

Tu pronuncias mi nombre, amado mío, y todo mi ser se estremece con la cadencia de tu voz, con el olor de tus perfumes, con el alba de su presencia, con la belleza de tu rostro transparente, con la dulzura de tu mirada, con tu ser vivo que vivifica mis muertes y me hace brincar como gacela. Tú me pronuncias y mi ser se derrite en tu boca, amado mío, maestro mío, mi señor y redentor.

04.22

Pascua II

21 de abril
Lunes octava de Pascua

Hc 2,14.22-23 Dios lo resucitó

Resucitaste y sigues vivo entre nosotros. Tu vida es mi bien y mi vida. Tú eres el lote de mi heredad y mi copa. Te bendigo, Señor, porque recibo de ti la alegría de mi corazón, ewl gozo de mis entrañas. Tú me enseñas el camino de mi vida, tú eres mi camino, mi verdad, mi vida. Tú me sacias de gozo pascual en tu presencia, cuando te presentas ante mi, en cada momento, resucitado, y me dices: alégrate, no tengas miedo. Desde tu Pascua me envías: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea: allí me verán. Veánte mis ojos, dulce Jesús bueno, veánte mis ojos y muera yo luego.

04.21