Escuchadme y viviréis

31 de julio
Domingo XVIII

Is 55, 1-3 Escuchadme y viviréis

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Sabático

30 de julio
Sábado XVII

Lev 25, 1. 8-17 Haz el cómputo de siete semanas de años, siete por siete, o sea cuarenta y nueve años

Así nos mandas calcular el año jubilar. El año en que todo vuelve a su ser, el año para la santificación.

Siete años de Dimeunapalabra. Que tu palabra me santifique, Señor. Que me vuelva a mi ser en ti. Que me haga más tuyo toda la palabra que sale de tu boca y que llega a mí, para mi santificación.

Descanso

29 de julio
Viernes XVII

Lev 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37 Al séptimo día no haréis trabajo alguno

Descansar para honrarte, para reconocer que tú eres el creador, que no hay otro díos fuera de ti, que tampoco soy yo Dios, que mi esfuerzo y mi obrar no lo obtienen todo, pues ¿de dónde viene todo el bien que recibo si no es de ti? Descansar, Señor, un día a la semana, descansar de mis afanes, para ofrecerte mi ser en el descanso, para recordar que soy tuyo y que mi ser procede de ti.

Exodo VII

28 de julio
Jueves XVII

Ex 40, 16-21.34-38 La gloria del Señor llenó el santuario

Tu gloria en la Iglesia. Creo en la Iglesia, que es tu cuerpo. Gracias por la Iglesia, Señor. Gracias a ella te recibo, te encuentro y me acerco al esplendor de tu belleza, de tu verdad, de tu bondad salvadora. Gracias a la Iglesia, a los sacramentos, te recibo y me haces tuyo. La Iglesia, donde llevamos tu tesoro en vasijas de barro.

Exodo VI

27 de julio
Miércoles XVII

Ex 34, 29-35 Tenia radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor

Resplandecer con la luz de tu mirada. Ser luz en tu luz. Sin saberlo. Sin considerarlo. Como el niño, que juega sin saber que juega. Así Moisés baja de estar contigo sin ser consciente de que tenía resplandeciente la piel, de haber hablado contigo, Señor. Gracias por los moiseses que pones en mi vida, y que me hablan de tu luz y tu verdad.

Exodo V

26 de julio
Martes XVII

Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28 La llamó tienda del encuentro

Encontrarte, Señor, cada día. Como hoy. En la tienda de la vida, donde has puesto tu morada entre nosotros. Encontrarte en Cristo Jesús, en la eucaristía, en tu palabra, en mis hermanos, especialmente en los más necesitados. Encontrarte porque tú me buscas. Encontrarte en lo más íntimo de mi propia intimidad, donde te amo y te veo cara a cara.

Santiago Apóstol

25 de julio
Santiago Apóstol

I Cor 4, 7-15 El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro

Así lo llevó Santiago : tu tesoro de tu llamada, de tu elección, de tu envío a proclamar la buena noticia, en vasijas de barro. El tesoro de tu gracia, sabiduría y prudencia. El tesoro de la esperanza  a la que nos convocas. El tesoro escondido en una frágil vasija de barro, en mi ser, para que se manifieste tu grandeza en mi debilidad.

Petición

24 de julio
Domingo XVII
Reyes 3, 5. 7-12 Pídeme lo que quieras

Te apareces en sueños a salomón, y también en mi sueños te haces presente. Pídeme lo que quieras, te lo concederé. ¿Qué te pide mi inconsciente? ¿Qué te piden mis sueños? ¿Qué deseo que hago en mi? Buenas preguntas para un domingo en tu presencia, real, no soñada. Buenas preguntas para dialogar contigo. Para orar.

Sarmientos

23 de julio
Sábado XVI
Jn 15, 1-8 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos

Permanecer en ti para recibir la vida; permanecer en ti para dar fruto abundante, fruto que siempre dure. Permanecer en ti, Señor. Como el sarmiento permanece en la vid. Dejarme, reposarme, el rostro reclinar sobre el amado, rendirme y dejarte hacer, para ser racimo. En tus manos.

Amor de mi alma

22 de julio
Viernes XVI

Cantar 3, 14 En mi cama, por la noche,…

buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré.
Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad:
-«¿Visteis al amor de mi alma?»
Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.

Sean bienhalladas estas palabras, que manifiestan mis anhelos y deseos de ti.