31 de octubre
Domingo XXXI
Lc 19, 1-10 Baja enseguida, hoy tengo que hospedarme en tu casa
A eso me llamas, Señor. A bajar de mí mismo, a abajarme, para poderte recibir en mi casa, a donde quieres venir a hospedarte, a mostrarme tu misericordia, tu gracia, tu paz y tu perdón. Quieres entrar en lo más profundo de mi ser, en mi morada , ¿no moras tú allí?, para decirme hoy la sido la salvación de esta casa. Gracias.