Cubierto por tus besos

31 de marzo
IV domingo de cuaresma

Lc 5, 1-3.11-32 se le echó al cuello y lo cubrió de besos

Ante ti, ante lo delicado de tu amor, en tu abrazo, que maravilla mis entrañas y las estrecha, fundido en ti. Ante el sutil murmullo de tu aliento, que me besa al volver
desarmado, rendido, pongo mi ser ante ti, señor, en el abismo de tu pecho, donde reposo mi deseo, tierno y herido. Siempre en tu perdón y tu misericordia.

Publicano

30 de marzo
Sábado III cuaresma

Lc 18, 9-14 El publicano…

hazme publicano, Señor, que sepa estar atrás, sin atreverme a levantar los ojos al cielo, golpeando mi pecho con el dolor de corazón, tomando las palabras que pones en mi boca. “Oh Dios, ten misericordia de este pecador”

Prójimo

29 de marzo
Viernes III cuaresma

Mc 12,28-34 Amarás al prójimo como a ti mismo

Escucho tu palabra, el mandato de amarte sobre todas las cosas, con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente, con todo mi ser. Tu mandato de amarte en el prójimo, al que debo amar como a mí mismo. Olvidándome de mi. Amar al desconsolado, al que tiene hambre, sed, está desnudo, preso, refugiado, inmigrante, prisionero. Amar al cercano y al lejano. Cuando ame como tu floreceré como un lirio, echaré raíces como los cedros, brotarán mis retoños y mi vida se irá en darte gloria a ti, señor Dios nuestro.

Escucha

28 de marzo
Jueves III cuaresma

Jr 7, 23-28 Escuchad mi voz

Pongo mi oído al calor de tu palabra, me acucho en tu sonido, meces mis vientos, me haces soplo ligero, brisa suave, viento del amanecer, caldeas mi corazón con el latido de tu voz en mis entrañas, abarcas mis contornos, me haces tuyo, escucha mi voz, soy tu Dios, eres mío.

Tus ojos

27 de marzo
Miércoles III cuaresma

Dt 4, 1-5-9 Mirad

Centra mi mirada en tu rostro, Señor, que viva para cumplir tu voluntad. Mira que pongo mi corazón en el tuyo, entregado, rendido, una vez más, enamorado. Hazme solo tuyo, radicalmente tuyo, perdido en tu costado, unido a tu cuerpo, en ti fundido. Miro tus ojos
en tu pupila de amor anido. Dame el mirarte con tus ojos, y olvidarme de todo en ti.

Mi vida

26 de marzo
Martes III de cuaresma

Dn 3,25.34-43 Ahora te seguimos de todo corazón

Mi vida en tus manos, Señor. Todo lo que soy y tengo es tuyo Ahora y siempre, con la ayuda de tu gracia, te sigo de todo corazón, busco tu rostro, la luz de tu claridad. Sigue tratándome según tu piedad, tu gran misericordia. Sigue librándome con tu poder maravilloso, maravilla de maravillas en mi vida. Recuerdo hoy, una vez más, Señor de mi vida, amado, amigo, que tu ternura y tu misericordia son eternas. Sigue acordándote de mi con misericordia, Señor, por tu bondad.

Anunciación

25 de marzo
Anunciación de nuestro Señor

Lc 1, 26-38 Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

El saludo de tu ángel a María, Señor, me lo diriges también cada día: alégrate, cambia tu luto en danza, vístete de fiesta, baila al son de mi amores, te regalo un nombre nuevo, pronunciado por mi boca, te susurro palabras dulces mi elegido, mi escogido, gusanito, entraña donde encarno mi palabra, mi salvación. Alégrate, lleno de gracia, en Señor está contigo y te reviste de la belleza de su ser.

Admirable

24 de marzo
III domingo de cuaresma

Ex 3, 1-8.13-15 Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable

Tú, Señor, que ardes sin consumirte delante de mis ojos, que te manifiestas en lo más sencillo y cotidiano, que abres tu cuerpo para mi cada día, y te entregas, que te muestras en los acontecimientos de la vida diaria, en la historia de mi vida, de mi salvación. Tú eres el que eres y serás, y sostienes mi ser. Gracias.

En tu ternura

23 de marzo
Sábado II de cuaresma

Lc 15, 1-3.11-32 Se le echó al cuello y lo cubrió de besos

Así me siento en tus brazos de padre, estrechado, perdonado, renacido. Besado en lo más profundo de mi ser. Reconciliado, encontrado, amado. En tu amor amado. Bendecido.

Tus maravillas

22 de marzo
Viernes II de cuaresma

Salmo 104 Recordad las maravillas que hizo el Señor

Me ponto ante ti, señor, para pasar por mi corazón, una vez más, las maravillas que haces en mí. Me das la posibilidad de escuchar tu palabra, de contemplar la obra de tus manos, de tocar en tu nombre la carne enferma, de saborear tus delicias, de oler los suaves aromas de tu vida y resurrección. Todo en ti se hace maravilla y salvación.