25 de abril
Viernes octava de pascua
Jn 21, 1-14 Estaba desnudo
Sin nada. Despojado de todo. Desguarnecido. Abierta la carne, supurando la herida. Olvidado de todo y de mi mismo. Perdido. Sin sentido. Las manos vacías. Solo así apareces, solo así se desvela el misterio. La voz de quien te ama me dice, es el Señor. Desnudo voy hacia ti, recién concebido por tu amor. Tú me miras y te adoro en el silencio del mar, a la orilla de la eternidad.