28 de febrero
Viernes VII
Salmo 102 Bendice alma mía al Señor
Al rezar este salmo, pausadamente, siempre encuentro el manantial de tus consuelos y me aquietas con tu paz, como un niño en brazos de su padre. Bendice alma mía al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice alma mía al Señor, y no olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades, el rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. El Señor es compasivo y misericordioso.
Si no puedes llegar a Dios deja que Él llegue a ti
¡Toda mi vida te bendeciré!
No deseo olvidar jamás tú gran Amor hacia mí.
Sé que me esperas y me perdonas siempre, mi deseo es no ofenderte.
¡¡Gracias Señor, por tu gran misericordia y amor!!
Bendice mi alma al Señor, mi alma no olvida sus beneficios. En el Señor descansa mi alma, en el Señor busca consuelo. El Señor rescata mi alma de la fosa y la llena de gracia y de ternura.
Hoy, el rezo de este Salmo me llena de consuelo y de paz. Hoy lo necesitaba. Hoy bendice mi alma al Señor. Hoy está muy cerca.