31 de octubre
Sábado XXX
Lc 14, 1.7-11 Vete a sentarte en el último puesto
¡Qué difícil! Allá, donde nadie me vea, donde nadie perciba la importancia con la que yo me juzgo a mi mismo, donde nadie aprecie los ropajes con los que me disfrazo, las vanidades que creo me embellecen. Dame, Señor, el estar en el último puesto, tan lejano a mí, e incluso olvidarme de que estoy allí. Que la humildad brote del amor y del olvido.
no quiero engañarme… pero gustan mis 2 o 3 disfraces. Sin ellos, me sentería desnudo… y si me quedara desnudo, me comprendería mejor la gente? sería más facil amar al otro? sería más auténtico? seguro asustaría a mas de uno… a mi por lo menos me asustaría. Sentarme el último.. lo intento a veces. Pocas. Me siento exigido a lo contrario.. a currarme disfraces, a ser reconocido… y entro al juego. Tambien es verdad que desde atrás ganas visión, ganas profundidad… miedo a quedarme marginado. Pero tambien disfrazado a la larga me encuentro solo.. uhmmm…
Un abrazo desde santo domingo