16 de noviembre
Miércoles XXXIII
Ap 4, 1-11 Día y noche cantan sin pausa, «Santo, Santo, Santo es el Señor»
Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento, alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. Tu Palabra, en las lecturas de la eucaristía, dialogan entre sí, se complementan, se iluminan, prorrumpen a cantar la armonía de tu creación, la maravilla de tu amor. Todo ser que alienta te alabe, Señor, y me voz entre otras canten un himno a tu ser, grandes y maravillosas son tus obras, Señor, justos y verdaderos tus caminos. Kiu Kiu, ¿oyes su canto?, ¡atrápalo!
Escondidos en ti desde la creación del mundo
el toro
el águila
el hombre
y el buey
me enseñan tu rostro