29 de octubre
Martes XXX
Rm 8, 18-25 Los sufrimientos no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá
Allí enjugarás las lágrimas de nuestros ojos, porque al contemplarte como tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas, por Cristo Señor nuestro, porque concedes al mundo todos los bienes. Me brota esta oración de la misa, cuando recordamos a un difunto. Vida y muerte son un asunto serio. Todo pasa deprisa.
Contemplaré tu gloria y quedaré radiante.
Con la mirada de un niño
tras el cristal de la vida
en el cristal de la muerte
verte como eres
traspasar tu gloria
eternamente
Padre
Muéstranos el reino visible desde lo invisible
la plenitud desde el vacío
la riqueza desde la pobreza
la alegría desde la pérdida
Para que seamos felices y libres
Amén
La gloria que un día se nos descubrirá… La gloria será descanso, paz… La gloria nos descubrirá tu amor, tu misericordia… La gloria será un canto interminable al Padre, mis labios no callarán más, mis ojos brillarán sin lágrimas, mis pies descansarán y mis manos se vaciarán de sufrimiento… La gloria será eterna en tu presencia, Señor.