20 de noviembre
Jueves XXXIII
Lc 19, 41-44 No reconociste el momento de mi venida
Bartimeo te reconoce. Zaqueo te reconoce. Juan te reconozco. ¿Te reconozco, Señor? Me envuelve tu silencio, y hablo. Pasas por esa mirada y atraviesas el universo. Eres luz, eres oscuridad, eres ternura, eres un huracán, descuajas los cedros con tu fuerza, tu llovizna nutre mi tierra donde extiendes tu manto para plantar tu tienda y ensanchar mi espacio. Y no te reconozco porque si lo hiciera, moriría por tu amor y tu belleza.
Jesús lloró
mientras cantábamos y bailábamos
y al llorar nosotros
Jesús tembló