13 de julio
Sábado XIV
Mt 10, 14-33 Un discípulo no es más que su maestro
Colgado y muerto en la cruz te miro, me admiro, y te pido que me entregues a ti en tu muerte, para recibir en ti, de ti, la vida.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
Lee todas las entradas de Nano SM
Agonizando y sufriendo el dolor de la crucifixión, antes de entregar tu alma al Padre, te acordaste de todos los seres humanos, representados por Juan, e hiciste una última petición a la Santísima Virgen: ¡Madre, aquí tienes a tu hijo! ¡Hijo, aquí tienes a tu Madre!
Para que todo lo que me suceda, aunque no sea de mi agrado, lo hable con tu Madre y Ella interceda por mí.
¡¡Un maestro como Jesús, nunca lo podemos superar!! Él nos dio todo lo mejor de si, incluso su misma vida, para que nosotros lo imitáramos. Creo que mi correspondencia debe ser saber llevar la cruz, uniéndome siempre a Él.