18 de mayo
V domingo de Pascua
Hechos 6, 1-7 Nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra
En medio de mis trabajos y ocupaciones habituales, Señor, no quiero descuidar la oración ni el ministerio de la Palabra. En todo momento y en todo lugar dirigirme a Ti, Señor, mi Dios, orando con la respiración, Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mi, que soy un Pecador, predicando a tiempo y a destiempo, pues tu Palabra ha venido a mí y se ha hecho carne. Dame la gracia de orar sin interrupción, de predicarte con mi vida sin fin.
Mañana, en una cadena de oración, es el día que rezo por las vocaciones laicas marianistas. Uníos a esta intención.
Sabes Señor, cuanto te necesito, no quiero desaprovechas los encuentros contigo en mis oraciones. Ellas me reconfortan, me ayudan en mi caminar diario. Te doy gracias por haberme enseñado a llamarte Padre, así te siento en mi corazón.
¡Me uno a la cadena de Oración, por las vocaciones laicas de la familia Marianista!
La oración y la palabra. Las dos necesarias en mi vida. En mi oración diaria comparto contigo, Señor, mis alegrías, mis miedos, mis triunfos y mis debilidades. De la palabra me alimento, me nutro y me lleno. En la oración y en el silencio me hablas, yo espero y te escucho. Quiero convertir mi vida en oración, en escucha.. quiero dedicarme a ti para poder así dedicarme a los demás.
Uno mi rezo a esa cadena de oración por las vocaciones laicas marianistas.