24 de abril
martes IV de pascua
Jn 10, 22-30 Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna
Cada día, cada instante, en todo momento de mi vida, consagrada a ti, me estás ofreciendo la vida eterna. Gracias, señor, porque has venido para que tenga vida y vida abundante, porque me has hecho conocerte y has derramado en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino, porque en ti me has dado todo y fuera de ti todo es nada y vacío.
A pesar del ruido te escucho y te busco
te espero tanto
que el tiempo pasa volando