5 de febrero
V domingo ordinario
Is 58, 7-10 No te cierres a tu propia carne
La carne de la humanidad. El cuerpo de la humanidad. La hambrienta, el sediento, el desnudo, la enferma, la prisionera, el refugiado, la víctima de abusos…la persona que está sola y desamparada, marginada, explotada o deprimida. Mi cuerpo. Tu cuerpo, Señor. Ayúdame a no desentenderme de mi propia carne. Que es la tuya. Para la salvación del mundo.