Sal

5 de marzo
Domingo II de cuaresma

Gn 12, 1-14 Sal de tu tierra

Solo fuera de mí, del territorio que conozco, donde me siento seguro, solo obedeciendo tu palabra y yendo a donde nunca puede imaginar que iría, solo siguiéndote por sendas que no conozco, puedo contemplar el resplandor de tu gloria y transfigurarme en ti, contigo.

Ofrenda

25 de febrero
Sábado después de ceniza

Is 58, 9-14 Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo…

Y sacies el alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía. El Señor te guiará siempre, hartará tu alma en tierra abrasada, dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas que no engañan.
Basta hoy tu Palabra. Para rumiarla, para encarnarla, para que me hagas tuyo.