Luz y salvación

20 de abril
Viernes II de Pascua

Salmo 26 El Señor es mi luz y mi salvación

Poder decir, con la Pascua gustada y saboreada en el corazón, las frases de este salmo. Ponerme bajo la luz y la salvación que me trae tu Palabra, Señor. Elegir una de estas frases y decirla lentamente, durante unos minutos, a lo largo del día.

El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Una cosa pido al Señor, eso buscaré. Habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, se valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

Gustad

19 de abril
Jueves II de Pascua

Salmo 33 Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él.

Saborear la pascua, gustando y saboreando la bondad de la resurrección, la vida que nos ofreces, tu luz, tu gozo, tu bondad. Saborearte, Señor, recibiendo la vida de ti. Por ello me siento dichoso, porque participo del gusto y de la visión de tu resurrección, dichoso porque tu me acoges, porque tú me acercas a la fuerza de tu Pascua. Gustad y anunciar que eres bueno; ved y proclamar que nos das la vida.

Tanto

18 de abril
Miércoles II de Pascua

Jn 3, 16 Tanto amó Dios al mundo.

Tanto, tanto, tanto Señor, de una manera tan enorme y tan abundante. Tanto amaste al mundo que nos diste a tu propio Hijo para que todo el que crea en él, tenga vida eterna, vida sin fin. En Jesús nos das la vida generosamente, y sin medida. Me hago consciente, en este momento, de tanto don como recibo de ti; de tanto amor volcado en tu Hijo. Ayúdame a participar de esta dinámica de amor; que ame al mundo, a los hombres y mujeres de nuestra sociedad, desde tu mismo amor.

El viento

17 de abril
Martes II de Pascua

Jn 3, 5ª.7-15 El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de donde viene ni a dónde va.

El que ha nacido del Espíritu es como el viento. Tiene su fuerza, su empuje, su consistencia invisible, su libertad indomable. El viento se mueve. Tu Espíritu me mueve hacia donde quiere y como quiere. Tú me mueves, Señor, para quererte. Estás aquí y allí, me rodeas,  y escucho tu presencia en mi vida. Se que todo viene de ti y espero que vuelva a ti. Me muevo en el amor de tu Espíritu.

 

Renacer

16 de abril
Lunes II de Pascua

Jn 3, 1-8 Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios

Nacer de nuevo, Renacer. Surgir de las cenizas. Salir de la tumba donde estoy muerto. Cambiar de vida. Comenzar de nuevo. Abrirse a la novedad que encierra cada día, a la posibilidad de ser más lo que soy: llamado a la plenitud, resucitado en Cristo. Y todo ello no por la fuerza de mi obrar sino por pura gracia de Dios que, cada día, hoy mismo, me ofrece la posibilidad de nacer de nuevo y comenzar a contemplar el Reino de Dios, en mi vida.

Aliento

Domingo II de Pascua
15 de abril

Jn 20, 19-31  Exhaló su aliento sobre ellos y dijo: Recibid el Espíritu Santo
 Jesús acaba de presentarse de nuevo, resucitado, ante sus discípulos. Acaba de desear la paz, la paz de Dios que todo lo llena, que sacia los corazones, que colma los deseos y los anhelos. Y, además, deja su aliento, la fuerza de su Espíritu Santo.

Aliento que llega hasta nosotros en la Iglesia, comunidad de creyentes. Aliento que fortalece y vivifica. Aliento que nos hace respirar la fuerza de su resurrección, que nos resucita, que nos recrea. Me paro un momento y acojo este aliento de Dios.

No la creyeron

14 de abril
sábado octava de pascua
Mc 16, 9-15 Ellos, al oirle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron

¿Cómo se sentiría María Magdalena ante la incredulidad de los suyos? Ella, llena de contento, rebosando felicidad, colmada de alegría por haber visto al Señor, por haber escuchado su nombre en la boca del maestro, por hacer recibido el mandato de anunciar, ha ido corriendo y el anuncio brota de su corazón: El Señor ha resucitado, le he visto. No la creen. Quizá porque era mujer, quizá porque andaba enamorada, quizá…la tomaron por loca.
Anunciar y que nadie haga caso. Desde el principio.

Es El

13 de abril viernes octava de pascua

Jn 22, 1-14 Es el Señor

Toda esta semana vamos descubriéndote. Con la pedagogía del evangelio se nos muestra las distintas maneras que tenemos de acercarnos a ti y descubrirte vivo y actuando en nuestra vida. Hoy es el discípulo que tanto querías, el que estaba colmado de tu amor, el que había reposado en tu corazón y bebido de tus latidos y entrega, el que te reconoce. Es el Señor.  Es el camino del amor, que reconoce. Y Pedro, impulsivo, que estaba desnudo, se ata la túnica y se echa al agua. Ha sido el amor de Juan el que le ha indicado la realidad: Jesús vive.

Paz de Pascua

12 de abril
jueves octava de pascua

Lc 24, 35-48 Paz a vosotros

¿Cómo no recoger el saludo pascual al inicio de este tiempo? Paz a vosotros. La paz de Cristo Resucitado, la paz que todo lo llena y lo transforma todo, la paz que es bálsamo en tu vida cuando te abres a ella y la acoges. La paz del Señor, que vence nuestros miedos  al creer que todo es producto de la fantasía; la paz que disipa las dudas de nuestro interior; la paz que deshace las alarmas. La paz que nos regalas y que nos pidas que transmitamos en tu nombre. Daos fraternalmente la paz.

Quédate

11 de abril
miércoles octava de pascua
Lc 24, 13-35 Quédate con nosotros

Quédate conmigo sin jamás irte; llévame, Señor, contigo, siempre sin jamás partirte. Porque el pensar que te irás me causa un terible miedo, de si yo sin ti me quedo, de si tú sin mí te vas.
Versos de un himno de laudes que me brotan ahora, tesoro escondido, al leer este texto de Emaús y hacer esta hermosa oración. Quédate con nosotros, Señor, pues has caldeado nuestro corazón, porque bien se que eres tú la vida del alma mía; si tú vida no me das, yo sé que vivir no puedo, ni si yo sin ti me quedo, ni si tú sin mi te vas.