17 de abril
Martes II de Pascua
Jn 3, 5ª.7-15 El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de donde viene ni a dónde va.
El que ha nacido del Espíritu es como el viento. Tiene su fuerza, su empuje, su consistencia invisible, su libertad indomable. El viento se mueve. Tu Espíritu me mueve hacia donde quiere y como quiere. Tú me mueves, Señor, para quererte. Estás aquí y allí, me rodeas, y escucho tu presencia en mi vida. Se que todo viene de ti y espero que vuelva a ti. Me muevo en el amor de tu Espíritu.