18 de abril
Miércoles II de Pascua
Jn 3, 16 Tanto amó Dios al mundo.
Tanto, tanto, tanto Señor, de una manera tan enorme y tan abundante. Tanto amaste al mundo que nos diste a tu propio Hijo para que todo el que crea en él, tenga vida eterna, vida sin fin. En Jesús nos das la vida generosamente, y sin medida. Me hago consciente, en este momento, de tanto don como recibo de ti; de tanto amor volcado en tu Hijo. Ayúdame a participar de esta dinámica de amor; que ame al mundo, a los hombres y mujeres de nuestra sociedad, desde tu mismo amor.
Cuanto nos amas Señor, que siendo como somos, seres imperfectos, con cantidad de errores, siempre estás dispuesto a recibirnos con los brazos abiertos…Gracias por tu inmenso Amor…Alabado seas por siempre!
Hoy es un día para paladear y hacernos conscientes del gran amor que Dios nos tiene. Por ese amor nos mandó a su Hijo para que le escucharamos y por ese amor Jesús murió colgado de una cruz.
Hoy tengo que aprender a amar como Él nos ama. Hoy tengo que pedirle que me siga enseñando cada día lo que es amar de verdad, lo que es dar y entregarse por amor. De esa manera podré tratar a mi prójimo como Él me enseñó, podré dar todo lo que Él dio. Creo que esa es la felicidad.