Absalón

5 de febrero
Martes IV
2 Sm 18, 9ss Ojalá hubiese muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío.

La humanidad de David, tan cierta, desborda una vez más. Recibe la muerte de su hijo, del hijo que quería su muerte y destrucción, y llora desconsoladamente, en un llanto de perdón y ofrecimiento. Ojalá hubiese muerto yo en vez de ti, hijo mío. Es la dinámica tan incomprensible del amor que, tantas veces, nos supera y nos lleva a cotas de enorme generosidad. En lo callado, en los escondido, nos unimos al amor que Dios tiene a la humanidad, y damos también nuestra vida.

 

 

Mi hijo

4 de febrero
Lunes IV

2s 15, 13-14.30; 16, 5-13 Ya veis, un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme

¡Qué constatación desolada la de David! La propia carne se levanta contra uno, y busca su destrucción. La carne del hijo, del hermano, de mi propia familia; la carne de aquello que es fruto de mi amor, de mi esfuerzo, de mi trabajo, de mis proyectos, de mis sueños; en un momento dado lo que he dado a luz se vuelve tinieblas, me sume en la noche,  y me deja desconcertado, sumido en el dolor. Y ahí recibo la llamada para ir, desde ahí, a un más allá de amor generoso.

Dichosos

3 de febrero
Domingo IV

Mt 5, 1-12 Dichosos…

Dichosos, Señor, nos llamas. Me llamas. Dichoso porque derramas la poesía de la vida en la realidad más real y allí, en lo escondido, me llamas, nos llamas, a vivir en ti y para ti. Dichosos porque en ti somos bendecidos y llamados a ser pobres y poseer el reino, a llorar y ser consolados, a tener hambre y sed de justicia y ser saciados, a ser misericordiosos y alcanzar misericordia. Dichoso, Señor, porque escondes el tesoro en lo más insospechado. Dichoso…

Presentación en el templo

2 de febrero
Presentación de Jesús en el templo
Lc 2, 22-40 Impulsado por el Espíritu Santo fue al templo

Impúlsame, Señor, llévame a donde estás, para que mis ojos vean al Salvador, al que ha nacido de lo alto, a la luz que alumbra a todas las naciones, a la gloria de tu pueblo. Impúlsame, Espíritu Santo, y llévame a las verdes praderas en medio de la ciudad, a los lugares de vida en medio de la muerte, a la realidad que se ve transformada con tu venida. Impúlsame, Señor, como impulsaste al anciano Simeón cuando te presentaron en el templo.

Natural

1 de febrero
Viernes III
Mc 4, 26-34 El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra

Una persona que confía en los procesos, que no se impacienta, que sabe la sabiduría de la naturaleza, que hace lo que tiene que hacer, y no más, que no fuerza, que no se cree dios, ni tierra, ni semilla, sino que se sabe limitada, que no manipula, que…duerme de noche y se levanta mañana y la semilla germina, sin que él sepa como. Una persona abierta al misterio, a lo que hay de más allá en lo que es.

La medida

31 de enero
Jueves III

Mc 4, 21-25 La medida que uséis la usarán con vosotros

Quiero usar la medida que usas tú conmigo, y no preocuparme pro la medida que usarán los demás. Medida colmada de generosidad, llena de ternura, con bunas dosis de cogida, comprensión, atención, locura, amor, perdón, estima, aceptación, consuelo, compasión, empatía, sanación, salvación. Quiero mirar como tú me miras, Señor, dar vida como tú me la das, cada día, en lo pequeño.

Escuchad

30 de enero
Miércoles III

Mc 4, 1-20 Escuchad

Así comienza la parábola del sembrador, que Jesús narra ante un gentío enorme. Y termina diciendo “el que tenga oídos para oír que oiga”. ¿Por qué teniendo oídos para oír no oímos? ¿Por qué teniendo ojos para ver no vemos más allá de la realidad? ¿Por qué no abrimos nuestros sentidos interiores y nos damos cuenta que tu palabra habita con toda su riqueza en nuestro interior, y vemos lo que produce su semilla en nuestro ser? Escuchad…

Danza David

29 de enero
Martes III

2 S 6, 12ss David iba danzando ante el Señor con todo entusiasmo

Para ti es mi música, Señor. Para ti  me hago música y danza, mi cuerpo se transforma todo él en alabanza, adoración, gratuidad, ritmo, éxtasis. Para ti, por ti, salgo de mí mismo y me olvido de mis límites y me hago horizonte eterno, y me fundo con le baile de tu creación, señor y dador de vida. Bailo para ti, en el silencio de mi corazón y ante los hombres y mujeres que se admiran, pues todo yo quiere ser música de acción de gracias, por la alianza que estableces con nosotros.

Contra el Espíritu Santo

28 de enero
Lunes III

Mc 3, 22-30 El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás.

Un Dios que perdona hasta setenta veces siete; un Dios que es amor y misericordia, que no ha venido a salvar a los justos sino a los pecadores…¿por qué no perdona esta blasfemia contra el Espíritu? Quizá porque el espíritu es amor y perdón, porque el Espíritu es todo aquello que genera vida en abundancia, porque el Espíritu es el que  crea de la nada y recrea y restaura lo deteriorado. Y blasfemar contra él es situarse en una cultura de muerte.

 

Alegría, gozo

27 de enero
Domingo  III

 Is 8, 23b-9, 3 Acreciste la alegría, aumentaste el gozo

Alegría que crece, gozo que aumenta, en mi vida, ¿en qué ocasiones? ¿En qué circunstancias? ¿Cuándo puedo decir, con verdad, que cambias mi luto en danzas? ¿Qué genera en mi ser esa alegría profunda que me llena de serenidad y paz, que me hace en armonía con todo lo que tú haces? Me gustaría decir, Señor, que lo realiza tu luz, cuando brilla en mis tinieblas. Haz tu verdad mi respuesta.