30 de octubre
Martes XXX
Lc 13, 18-21 Se parece a un grano de mostaza
Todavía me asombro de la dinámica de tu reino, de su estrategia tan extraña. Como un grano de mostaza, diminuto, que no cuenta, desapercibido, inevitablemente perdido en su pequeñez, olvidado, y sin embargo va a crecer, sin que yo sepa cómo, y va a transformarse, de una manera asombrosa, inaudita, en un arbusto donde anidan los pájaros. Así es. Lleno de granos de mostaza en mi corazón, que están esperando, Señor, que tu reino los haga brotar en mi.
¡¡Qué parábola más profunda!! Es la paciencia de Dios, con el hombre.
Vamos avanzando lentamente, Él nos va alimentando, robusteciendo nuestra fe.
Poco a poco tenemos que llegar a ser árboles donde se puedan cobijar nuestros semejante, donde puedan recibir tú Gracia, ya que la llevamos dentro por puro Amor.¡¡Haz Señor, que mi fe fermente!!
Todos los ojos fijos en Ti, árbol de vida. Tú tienes mi vida como un grano de mostaza.
Somos como semillas que un día escaparon de tus manos, como suspiros fugaces lanzados a la vida esperando germinar al calor de tu mirada
Solo en la confianza en Dios, sin saber como, sin apenas notarlo, la semilla que plantó en nuestro corazón, aunque algunas veces nos parezca y nos sintamos insignificantes, en su amor crece y crece convirtiéndose en un gran arbusto que acoge, que da sombra y sirve de cobijo para otros.
En estos tiempos de dificultad, de sentirnos insignificantes manejados por las potencias, en tu confianza Señor, espero que mi pequeñez germine y de frutos en abundancia.