31 de octubre
Miércoles XXX
Lc 13, 22-30 Esforzaos por entrar por la puerta estrecha
Es una puerta pequeña, incómoda, poco atractiva, que pasa desapercibida a los ojos, al deseo, a la apetencia del corazón. Y sin embargo, Señor, es una puerta que abre a horizontes de vida y de verdad, de belleza inigualable, escondida pero cierta. Es la puerta de tu presencia en medio de todo, alentando, dando vida, abriéndose para que entre sin mayor dilación. La puerta desguazada es la puerta del triunfo en la cruz, Señor. ¿Qué horror?

Sí, es una puerta estrecha, pequeña, incómoda, pesada, difícil… pero es la puerta que me conduce a tí, Señor, a tu presencia, a tu amor, y todo pasando por la cruz, la cruz que es tu trono, la cruz que es tu triunfo y mi salvación, la cruz por la que tú quisiste pasar para demostrarme tu amor y para hacerme más llevadera la mía. Señor, tu cruz.
Buscar la puerta estrecha de la que nos habla San Lucas, encontrarla y con decisión atravesarla, dejando en el exterior el amor propio, la vanidad y el reconocimiento ajeno. Y una vez dentro de la estancia tratar de encontrar un lugar en la mesa de los invitados, antes de que cierre la puerta el amo de la casa. Un sitio para contemplarle a Él y escucharle.
En la vida del cristiano, tiene que haber limitaciones y renuncias. Ellas no me hacen infeliz, al contrario sé que pasando y viviendo consciente, me estoy esforzando para entrar por la puerta estrecha. Pero con la alegría del cristiano, que nunca puede ser más que su Maestro.
Agacharse, para entrar erguida.
Estrellarse para liberarse.
Estrecharse para ampliarse.
En el horizonte infinito de Dios.
¿Que bellos ojos miran esa puerta!
Puerta tan diminuta en su visibilidad,
tan delicada en su belleza,
tan sumida en el Todo
que solamente algunos bellos ojos son capaces de verla y querer traspasar su umbral.
Gracias por esa constancia y tesón tan tuyos.
Un beso por esos caminos de Dios.
Muéstrame las puertas que abren el corazón
y hazme caminar por senderos no visitados
Guíame en la oscuridad de la luz
y condúceme al lugar donde el gozo no acaba
Que no me conforme
que no decaiga
que siempre te busque