Entrada VII

24 de diciembre

Lc 1, 67-79 Nos visitará el sol que nace de lo alto

Aquí me tienes, señor, como el pastor, aguardando en la noche. Sobre mí tu estrella, iluminando mi oscuridades, mis muertes, mi pecado. En el horizonte de mi vida tu alborada, anunciada por el centinela de la aurora. Solo y en silencio, donde en secreto tú solo moras. Y en tu aspirar sabroso, cuán delicadamente me enamoras con tu palabra, que me mantiene en vela., para ti. Mi corazón te aguarda, y se ilumina.

 

Entrada VI

23 de diciembre

Lc 1, 57-66 La mano del Señor estaba con él.

Tu mano Señor, está conmigo, tú no abandonas la obra de tus manos. Tu mano, Señor, modela cada uno de mis pensamientos y mis acciones, antes del seno materno. Tu mano, Señor, pone en mi mano el libro de tu Palabra, para que me ilumine, para que guíe mis pasos hasta la luz de tu morada, para que te rumie y te comparta, para que me rinda de tanta admiración y tanto amor como me provocas. Con la ternura de tu mano que se posa sobre mí.

Entrada V

22 de diciembre

Lc 1, 46-56 Proclama mi alma la grandeza del Señor

 Mi ser quiere proclamar tu grandeza, mi espíritu quiere alegrarse en ti, mi salvador, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras, porque antes de la creación del mundo me has destinado a ser santo e irreprochable en el amor de tu Hijo que ya viene, ya está cerca, es nuestra salvación.

Entrada IV

21 de diciembre

Lc 1, 39-45 Unos días después María se puso en camino

Caminos de tierra, senderos de vida y de servicio. Pongo los pies en la tierra por la que tú caminaste, ya en el seno de tu madre. Los pies en la tierra donde naciste, donde fue clavada tu cruz. Los pies en la realidad terrena e histórica que me toca vivir. Dame ojos de fe para contemplarla con tu mirada.

Entrada III

20 de diciembre

Lc 1, 26-28 El Espíritu Santo vendrá sobre ti

Y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra. Ábreme a tu don, Señor. Penétrame con tu Palabra de vida. Ríndeme a ti. Por en misterio de tu encarnación, Señor, por la intercesión de la Virgen María, no pases de largo, no ceses en tu empeño, vacía mi seno para ti, bendíceme, Señor.

Entrada II

19 de diciembre

Lc 1, 5-25 En tiempos del Rey Herodes

Entras en nuestro tiempo, en nuestra historia, y conviertes en lugar del mal y de la opresión en tiempo de salvación. También hoy hay Herodes en nuestro mundo, reyezuelos que oprimen la dignidad que has concedido al ser humano. Pasarán y no quedará rastro de su huella. También en nuestro tiempo hay estructuras económicas de pecado, que oprimen al pobre, cuyos gritos llegan hasta ti. Entras en nuestra historia, Señor, en nuestro tiempo, y nos salvas.

Entrada I

18 de diciembre
IV Domingo de adviento
Lc 1, 26-28 El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad

Siempre, Señor, estás entrando en nuestro espacio, en nuestra tierra, en nuestra ciudad, por nuestras calles, en nuestras casas, hasta lo más íntimo de nuestra morada, en lo más profundo de nuestro corazón. Siempre nos estás mandando mensajeros de tu amor, mensajeros que nos invitan a la alegría de sabernos escogidos por ti, escogidos para salvarnos.

Adviento XVIII

 
17 de diciembre
Sábado III de adviento

Mateo 1, 1-17 Genealogía de Jesucristo

Se acerca el día de tu nacimiento, Señor, y es bueno darte gracias por todos los que a lo largo de la historia te han precedido, abriendo sus vidas a ti, y han enraizado tu vida en la vida de la humanidad. Hombres y mujeres que han jalonado una historia de pecado, de gracia, de ternura, de salvación. Hasta llegar a José y a María, la llena de gracia, la que abre su ser para que tu ser entre en nuestra carne. Hoy también recuerdo a todos los que me han precedido en el signo de la fe y duermen el sueño de la paz.

 

Adviento XVII

16 de diciembre
Viernes III de adviento

Is56, 1-3a.6-8 Practicad la justicia

A eso nos llamas, Señor, a practicar la justicia, para constuir la paz, hasta que los montes de la injusticia se derritan como cera. Tú, que eres el justo, el único justo desde la misericordia y la compasión, nos llamas a ser justos en este mundo profundamente injusto; nos llamas a practicar la denuncia ante tanta injusticia que llena la tierra, como las aguas colman el mar. Hazme justo, Señor, en Ti.

Adviento XVI

15 de diciembre
Jueves III de adviento

Is 54, 1-10 Ensancha el espacio de tu tienda

En el aprieto me das anchura, Señor, porque has ensanchado el espacio de mi tienda, me haces grande en mi pequeñez y fuerte en mi debilidad, haces fecunda mi esterilidad, transformas mis desiertos en oasis de tu gracia. Llegas, señor, y me llenas y me sacias, me transformas y me salvas. Tu venida me hace capaz de Ti, de Dios, y me maravillo. Ensanchas el espacio de mi tienda, y me habitas en la inmensidad. Gracias.