Adviento IX

6 de diciembre
Martes II de adviento

Is 40, 1-11 Consolad, consolad a mi pueblo

Toda la poesía que hay en las profecías de Isaías, que en adviento siempre regocijan mi corazón con la belleza que contienen, está encaminada a ser fuente de consuelo porque tú te acercas, porque te compadeces, porque te haces carne para nuestra salvación. Adviento para esperarte y desearte, y entre el deseo y la espera ser consuelo para todos aquellos que viven en las tinieblas y sombras de muerte que tú vienes  a iluminar.