21 de octubre
Domingo XXIX
Ex 17, 8-13 Le sostenían los brazos, uno a cada lado
Hermosa historia para este domingo: Moisés levanta los brazos e intercede por el pueblo. Mientras Moisés tenía en alto la mano, el pueblo obtenía la salvación. Nos dice el texto que como le pesaban las manos sus compañeros le sostenían. Sostenernos unos a otros; apoyarnos; interceder los unos por los otros. Acompañar. Aligerar nuestras cargas: todo ello lo recibimos de los compañeros que caminan con nosotros, de la comunidad eclesial.
Hace dos días oíamos a Jesús decirnos: «No tengáis miedo». Dios se preocupa hasta de las cosas más pequeñas de nosotros, sus hijos.
Hoy el Evangelio me anima a perseverar en la oración sin desanimarme, a pedirle lo que necesito sin cansarme, a confiar en Él abandonandome a su voluntad, a no tener miedo a nada, a descansar en Él.
Con la oración continua, con el abandono en Él, y sin desanimarnos, podremos sostenernos unos a otros, apoyarnos, acompañar y aligerar nuestras cargas.
Para mí, eso es la fe.