27 de mayo
Lunes VIII
Mc 10, 17-27 Una cosa te falta
Ya has hecho todo. Ya has cumplido todo. Ya te crees justificado como un buen cristiano, como una persona bondadosa, honrada, digna de Dios. Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme. Ante estas palabras que te digo, frunces el ceño y te marchas pesaroso, te has olvidado que vives en una Iglesia pobre y para los pobres. Vuelve al Señor, abandona el pecado, aléjate de la injusticia.
Darlo todo, darme,
como Tú me das,
para qué te siga
en pobreza total
Que toda mi riqueza sea tenerte a ti
Que toda mi pobreza sea perderme en ti
Que toda mi vida sea servirte a ti
Estas palabras de Jesús, son una fuente de riqueza, él quiere ayudarnos.
Yo no creo que ya he cumplido con todo, debo seguir puliéndome, siendo generosa, solícita.
Sé muy bien que hay personas que me necesitan, espero estar siempre dispuestas.
«Vuelve al Señor, abandona el pecado, aléjate de la injusticia.» Qué así sea.
¡Cuantas cosas me faltan!. Tú me llamas y me pides que me vacie de todo para seguirte. Mirar al pobre, estar a su lado, escuchar su realidad, hacerme como él, y luego vender todo lo que tengo para dar todo lo que le falta, vender mi yo para darle mi sonrisa, mi consuelo, mi compañía, mi pan y mi vestido.
Todo sobra delante del necesitado, me sobra impaciencia, me sobra la envidia, me sobra la soberbia, me sobra el creerme importante. Todo lo quiero vender, regalar, de esa manera podré darme yo como soy, sin carga alguna, sin peso, solo yo…
ni el dinero ni el poder nada te da la felicidad la verdadera felicidad solo viene de dios el que todo lo dio por nosotros el que no dudo ni un solo momento en morir por cada uno de nosotros y nosotros y yo que estoy dispuesta a dar por ti que abandonaria por ti
te quiero mi dios con el alma con el corazon no vivo si tu no estas conmigo pero hasta donde llegaria po ti