31 de agosto
Domingo XXII
Rm 12, 1-2 Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Es tu Palabra, Señor, que hoy nos llega en la eucaristía.
Todo nuestro ser al servicio de la construcción de un mundo mejor, transformados en instrumentos, en materia prima, en arcilla en manos del Señor, para que se haga en nuestra vida su voluntad y no la nuestra.Que así sea!
Gracias por estar nuevamente aquí con nosotros Nano, estrañé tus palabras.
Todo nuestro ser al servicio de la construcción de un mundo mejor, transformados en instrumentos, en materia prima, en arcilla en manos del Señor, para que se haga en nuestra vida su voluntad y no la nuestra.Que así sea!
Gracias por estar nuevamente aquí con nosotros Nano, extrañé tus palabras.