27 de enero
Miércoles III
Mc 4, 1-20 Escuchad…
Eso nos pides, Señor: escucha. Una escucha activa, atenta, paciente; una escucha que se deja interpelar por la Palabra que acoge; una escucha que trata de hacer vida la vida que recibe a través de Tu Palabra; una escucha que silenciosa, una escucha con el corazón, con la mente, con todo el ser. Escucharte, Señor, pues solo tú tienes Palabra de vida eterna.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
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Quiero agradecete Luis esta meditación.
Reconozco que es difícil una escucha profunda, detenida y llevada a la vida de la Palabra. Hay muchas cosas que nos distren de lo fundamental. Estoy necesitada de ella..
Una cosa es conocer y otra es vivir la Palabra, en todas las circunstancias de nuestra vida.
¡¡Ayúdame Señor a vivir la Palabra en lo profundo de mi corazón!!
Un saludo josefa
Quiero escucharte Señor en lo cotifiano, enmedio de las cosas m´´as simples del d´´ia, escucharte sencillamente, humildemente, como esta joven de la pintura, escucharte con los ojos limpios, con un coraz´´on nuevo que sonrie en la certeza de tu smor infinito. Enseñame Señor a escucharte as´´i.
¿Cómo y donde aprender a escuchar al Señor, desde el silencio interior?
Gracias padre, y que el Señor siga colmándole de sus dones.