28 de noviembre
Sábado XXXIV
Lc 21, 34-36 Estad siempre despiertos
Termina el tiempo ordinario, el día a día de lo cotidiano, de lo diario, de lo común. Donde no hay nada especial en relación contigo, si no fuera porque cada día es especial, porque cada día es también adviento, navidad, cuaresma y pascua, memoria tuya, fiesta y solemnidad. Porque cada día pones en nosotros el querer acogerte y el obrar como hijos tuyos. Despiertos, cada mañana, para ti. En tu nombre, Señor, vivimos, nos movemos y existimos.
Hoy último día de este año litúrgico, Jesús nos insiste en que estemos alerta.
Y la mejor forma de hacerlo es en la oración, medio por el cual estamos unidos a él.
El hombre que permanece en las manos de Dios nada ni nadie lo amedrenta, sabe en quién ha depositado su confianza y de quien le viene toda Gracia.
Un cordial saludo Luis, sigue ayudándonos a empezar un nuevo año en el Señor. Josefa