23 de abril
Viernes III de Pascua
Hch 9, 1-20 En el viaje…
Una luz celeste lo envolvió en su resplandor…cayó en tierra…preguntó: Quién eres?….Soy Jesús…se levantó del suelo…lo llevaron de la mano…allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber….te llenes del Espíritu Santo…se le cayeron de los ojos unas escamas, recobró la vista. Empezó la vida en Ti. Es la conversión de Pablo. Conviérteme a Ti de una vez, Señor, te lo pido.
Señor, cuando leo la conversión de Saulo (conociendo su vida) No te quedan palabras para expresar que eres el Dueño de cada uno de nosotros, que nos sales al encuentro esperas que respondamos como lo hizo San Pablo tras el ENCUENTRO.¡¡Ya no vivo yo, es Cristo el que vive en mí!!
Una cosa te ruego, que me ayudes a ser coherente con la fe que profeso, Tú me diste como Don.