1 de febrero
Domingo IV
Mc 1, 21-28 No enseñaba como los escribas, sino con autoridad
Con la autoridad que te da, Señor, decirnos palabras de vida y de vida verdadera; con la autoridad que proclama, sin palabras, tu actuar que siempre está ofreciendo salvación, y sanación, a quien se acerca a Ti; con la autoridad que te viene de estar unido al padre y en comunión con el Espíritu que anima. Sigues ofreciéndonos, cada día, tu palabra, dicha con la autoridad incuestionable de tu vida entregada por nosotros.