Hospital de campaña

21 de enero
Martes II

Mc 2, 23-28 El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado

¡Cuántas veces, señor, hacemos que el sábado sea la prioridad, y lo anteponemos al hombre o a la mujer concreta! Cuántas veces, Señor, preferimos la seguridad de la ley, sus contornos bien establecidos, a una mirada de misericorda. Cuántas veces buscamos más la solidez de la Iglesia y sus normas, a una iglesia que sea hospital de campaña para todos los que, tan heridos, acuden a ella para encontrar una palabra de consuelo, y no una sentencia de excomunión.

Odres nuevos

20 de enero

Lunes II

Mc 2, 18-22 a vino nuevo, odres nuevos

Cuánto miedo nos da la novedad en cualquier ámbito de la vida, Señor. Nos cuesta el vino nuevo, aunque a veces lo agradecemos, pero cambiar los odres nos cuesta mucho más. Porque son nuestros odres, porque tienen las grietas de nuestra vida, porque estamos acostumbrados al sabor de su pez, en su interior, sea el que sea, incluso a su acidez o a su posible amargor.  Danos el sabor de tu novedad, Señor.

Mi favorita

19 de enero
Domingo II

Is 62, 1-5 A ti te llamarán mi favorita

Así se llama un libro para sanar la herida espiritual provocada por los abusos en la Iglesia. El primero, frase también de tu Palabra en el día de hoy, “ya no te llamarán abandonada, acompañamiento psicoespiritual a los supervivientes de abuso sexual”. Eso es lo que tú nos dices a cada uno, especialmente a las víctimas. Te pondrán un nombre nuevo pronunciado por loa boca del Señor…se regocija el Señor contigo.

Dime una palabra

18 de enero
Sábado I

Dime una palabra

La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón. Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas. (Hebreos 4, 12-16)
Amén

Novedad

17 de enero
Viernes I

Mc 2, 1-12 Nunca hemos visto cosa igual

Nunca hemos visto cosa igual, un Dios cercano, compasivo, misericordioso, lleno de ternura por sus criaturas, un Dios hecho niño pobre, un Dios crucificado, un Dios al alcance de la mano, un Dios, como tú, Señor, que sostienes, sosiegas y pacificas, que siempre estás.

Corazón de piedra

16 de enero
Jueves I

Hb 3, 7-14 Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones

Me pregunto cómo es posible que, escuchando cada día tu palabra, orando con ella, compartiéndola, sigo teniendo un corazón duro, de piedra, que necesita ser arrancado; cómo mantengo un corazón inmisericorde depende para quién o para quienes…que tu voz, que tu palabra, me vaya haciendo en mi un corazón de carne, vaya renovándome con espíritu firme.

Orante

15 de enero
Miércoles I

Mc 1, 29-39 se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar.

Esto es lo que te llevo pidiendo desde final del año pasado, que aumentes en mi el deseo de orar, que dedique más tiempo a estar a solas en tu misterio de amor, que no pretenda nada sino estar delante de ti, con mi vida, entre las azucenas olvidado.

Coronado

14 de enero
Martes I

Salmo 8 lo coronaste de gloria y dignidad

Así describe este salmo a la persona, creada por ti, coronada de gloria y dignidad. Tu corona de espinas en la cruz, la dignidad de saber que tú representas a toda la humanidad, que en ti entramos en la gloria del Padre, que por ti somos, nos movemos y existimos. Todo tuyos, Señor, desde siempre y por siempre.

Cerca

13 de enero
Lunes I semana

Mc 1, 14-18 Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios.

Ya desde el inicio del evangelio, y de tu ministerio público, anuncia tu cercanía, tu caminar por nuestros caminos, la plenitud del tiempo, que es tiempo de salvación. Y ante tanto don, gratuito, de tu amor, nos pides una respuesta: convertíos y creed en el Evangelio. Y en la medida que lo hagamos alcanzaremos, en ti, el verdadero gozo y la alegría, y seremos saciados en el don de tu presencia y de tu amor.

El amado

12 de enero
El bautismo del Señor

Lc 3, 15-16.22-23 Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco

Se leerá esta Palabra tuya en todas las iglesias, también en las de los centro penitenciarios. Y allí tu voz amorosa, tu voz inclusiva, tu vos llena de misericordia y de perdón, tu voz potente, tu voz magnífica, tu voz, que rompe el estruendo del trueno y descuaja los barrotes de las cárceles, llegará hasta cada uno de los presos y presas que las escuchen: “tú eres mi hijo, el amado, en ti me complazco”