20 de enero
Lunes II
Mc 2, 18-22 a vino nuevo, odres nuevos
Cuánto miedo nos da la novedad en cualquier ámbito de la vida, Señor. Nos cuesta el vino nuevo, aunque a veces lo agradecemos, pero cambiar los odres nos cuesta mucho más. Porque son nuestros odres, porque tienen las grietas de nuestra vida, porque estamos acostumbrados al sabor de su pez, en su interior, sea el que sea, incluso a su acidez o a su posible amargor. Danos el sabor de tu novedad, Señor.