Encarnado

3 de enero
II domingo después de Navidad

Jn 1, 1-18 Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

Tú, Señor, carne de nuestra carne. Dios encarnado. Dios con nosotros. Te ofrezco mi carne, que tú bien conoces, con su vulnerabilidad, con su fragilidad, con su pecado, en tus manos. Todas mis pobrezas. Tú sabrás hacer de ella fuente de riqueza, para la vida verdadera, en ti.