8 de marzo

II domingo de cuaresma

Gn 12, 1-4 Sal de tu tierra


Sal de tu tierra, de tu patria, de tus límites, de tus apegos, de tus placeres, de tus afectos desordenados, de tus dominios, de tus cosas, de aquello que te impide ser libre para mí, sal también de todo lo bueno noble y bello que puede haber en tu vida, renuncia a todo, quédate libre y sin nada, nada de nada, para que llene de plenitud tu vacío.