12 de junio
Lunes X
II Corintios 1, 1-7 Nos consuela hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás
Cierto es, padre de las misericordia, Dios de todo consuelo, que cambias el luto en danzas, que transformas el desierto en vergeles, los pedregales en manantiales de aguas, que haces fecundo el silencio, donde secretamente solo moras, y en tu aspirar sabroso, de bien y gloria lleno, me haces consuelo.