Nuestra debilidad

30 de octubre
Miércoles XXX

Rm 8, 26-30 El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad.

Esta certeza, que experimento cada vez que respiro, cada instante de mi vida consciente en ti, me deja libre como el susurro del viento en el desierto. Tu Espíritu intercede por mi con gemidos inefables. Tú escudriñas mi corazón y pones mis deseos ante la luz de tu mirada. Tu me haces comprender sin comprender que a los que te amamos todo nos sirve para el bien. Gracias, Señor.

10.30