26 de febrero
I domingo de cuaresma
Mc 1, 12-15 El Espíritu impulsó a Jesús al desierto
El desierto lugar del silencio, de la soledad, del abandono, del vacío, de la renuncia, de la imposibilidad, del radical despojamiento, de la tentación de ser más que Dios en el desierto. El desierto de la fertilidad de la fecundidad, del encuentro, de la seducción, del amor silencioso y solitario en compañía, de la confianza total, del aniquilamiento místico, de la cercanía del Reino de Dios. El desierto donde habitas, Señor, donde te encuentro.